🕵🏻 Tus likes no son tan libres: USCIS te vigila
Las redes pueden convertirse en tu amigo o tu peor enemigo.
WASHINGTON, D.C.
Washington sigue haciendo lo que mejor sabe: jugar con fuego y llamarlo negociación. El Congreso sigue en modo shutdown chicken mientras discute si financiar tanques o salud pública. La Corte Suprema dice que se queda sin dinero pero igual trabajará –porque la Constitución no acepta excusas–, y el presidente Trump le devuelve la libertad a George Santos por ser un “valiente republicano”, pese a su historial de fraude.
El gobierno ahora revisa redes sociales para detectar pensamientos antiamericanos. En un país donde un post puede ser prueba, la frontera digital se volvió más estrecha que la física.
Y mientras el poder se entretiene entre redadas, shutdowns y memes del Tercer Amendment, el debate sobre la autoridad federal llega hasta los baños de Chicago. Y te lo digo, literalmente. La línea entre seguridad y exceso se vuelve más borrosa cada semana, y ya ni la Constitución parece tener tiempo de actualizar sus términos y condiciones.
Hoy en DCoder:
EN LOS HEADLINES DEL DÍA:
El drama se mantiene en el Congreso, ahora el debate es si se aprueba presupuesto para la defensa o para la salud pública. Tú me dirás, prioridades. Un “valiente republicano” con antecedentes de fraude: Trump conmuta la pena de George Santos y la administración confirma un ataque a un narco-submarino venezolano en el Caribe que deja más preguntas que pruebas.
EN PROFUNDIDAD:
El gobierno ahora revisa las redes sociales de quienes solicitan beneficios migratorios en busca de actividad antiamericana. Le dicen seguridad nacional, pero es más bien vigilancia ideológica.
EN LO QUE SE DICE Y LO QUE NO:
La Tercera Enmienda vuelve del olvido (y de los memes). Todo por los negocios en Chicago que se negaron a dejar entrar a agentes federales durante redadas. Te contamos el otro lado: de lo que parece una anécdota absurda reabre un debate más serio, el de los límites del poder federal y hasta dónde llega la autoridad del Estado.
EL DÍA EN HEADLINES.
➊ EL CONGRESO SIGUE JUGANDO AL SHUTDOWN CHICKEN
Los senadores demócratas se opusieron al proyecto de gasto de Defensa y la postura se mantendrá hasta que también se incluya el presupuesto de salud y trabajo. Esto es dando y dando, pajarito volando. Las culpas no faltaron. De un lado, acusan a los republicanos de priorizar tanques de guerra sobre salud pública. Y del otro lado, acusan a los demócratas de tomar al gobierno como rehén. Washington sigue jugando a ver quién cede primero, y los que pagan la apuesta son los de siempre.
➋ TRUMP CONMUTA A SANTOS Y LO LLAMA “VALIENTE REPUBLICANO”
El presidente firmó la conmutación de la sentencia del excongresista George Santos, liberándolo de una condena federal de más de siete años por fraude e identidad falsa. El anuncio fue hecho en Truth Social, donde Trump comparó el caso con el del senador demócrata Richard Blumenthal. Defendió a Santos por su “lealtad republicana”.
➌ LA CORTE SUPREMA SE QUEDA SIN FINANCIAMIENTO (PERO IGUAL SIGUE JUZGANDO)
Y hablando de shutdown… El cierre de gobierno está dejando a la Corte Suprema y al resto del sistema judicial sin fondos. El máximo tribunal dice que se queda sin dinero el 18 de octubre, mientras los tribunales federales podrían apagar las luces el 20. Los jueces seguirán trabajando —porque la Constitución los obliga— pero muchos empleados serán enviados a casa sin paga. El cierre de gobierno ya no solo afecta parques nacionales: también la balanza de la justicia anda buscando presupuesto.
➍ EL REENCUENTRO DE TRUMP Y ZELENSKY EN LA CASA BLANCA CON MENOS DRAMA
Trump recibió a Zelensky en la Casa Blanca y, sorpresa, esta vez no hubo gritos. El presidente se mostró optimista sobre terminar la guerra pronto (aunque no explicó cómo), mientras Zelensky insistió en que Vladimir Putin no tiene muchas ganas de ponerle punto y final al conflicto. Trump también dijo quiere lograr la paz pero sin enviar misiles en Tomahawk, los misiles por los que el presidente ucraniano vino a Washington.
➎ ADMINISTRACIÓN CONFIRMA ATAQUE A NARCO SUBMARINO VENEZOLANO
El presidente Trump aseguró que Estados Unidos atacó un “submarino cargado de drogas” proveniente de Venezuela y que, esta vez, hubo sobrevivientes. El gobierno dice que son narcoterroristas, aunque aún no mostró pruebas del supuesto cargamento. La operación forma parte de una serie de ataques en el Caribe que ya dejaron al menos 27 muertos. Mientras tanto, el jefe del Comando Sur anunció su retiro anticipado, pero las casualidades muy poco existen en Washington.
EN PROFUNDIDAD.
TU SCROLL TE PUEDE CONDENAR
Estados Unidos está mirando más allá de los formularios migratorios: ahora también mira tus redes. El gobierno empezó a revisar los perfiles sociales de quienes solicitan beneficios migratorios, en busca de señales de actividad antiamericana. Según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración, se trata de proteger al país de quienes promuevan violencia o extremismo, pero esta vigilancia digital se puede convertir en un filtro ideológico disfrazado de seguridad. En tiempos donde un tuit puede levantar alertas, el patriotismo parece tener su propio algoritmo, y no necesariamente el más justo.
EL ANTIAMERICANISMO COMO EXCUSA
El director de USCIS, Joseph Edlow, confirmó que los oficiales están revisando redes sociales para detectar “conductas o ideas antiamericanas” como parte del proceso migratorio. La política instruye a los funcionarios a considerar este tipo de contenido como un factor negativo abrumador en solicitudes de residencia o ciudadanía. Aunque Edlow dice que no se castigará el discurso protegido por la Constitución, el margen de interpretación es amplio: ¿crítica política o amenaza a la seguridad? Esa ambigüedad preocupa a abogados y defensores de inmigrantes, que ven en esto una forma de castigar la disidencia.
Más vigilancia, más agentes, menos confianza. Bajo el nuevo enfoque, USCIS pasó de ser una agencia administrativa a una con un toque de investigación. Retomó prácticas como las neighborhood checks (visitas a vecinos y compañeros de trabajo de los solicitantes) y anunció la creación de un cuerpo de agentes armados. El mensaje: el gobierno no solo quiere saber si cumples los requisitos legales, también cómo piensas y con quién hablas. Edlow asegura que no busca ser el DMV del gobierno, pero la comparación con un mini-FBI no está tan lejos.
Ya las políticas están cambiando. Desde que Trump asumió su segundo mandato, el proceso para obtener la ciudadanía ha sido modificado varias veces. Han añadido más preguntas al examen de educación cívica, que es usado para interrogar a los solicitantes sobre la política y la historia de Estados Unidos. También se ha ampliado las consultas sobre si los solicitantes de la ciudadanía tienen “un buen carácter moral”.
Te afecta (aunque no estés pidiendo una green card). Este tipo de políticas amplían el margen de vigilancia digital para cualquier persona con vínculos migratorios. Si estudias, trabajas o tienes familia fuera, tus publicaciones pueden ser revisadas o malinterpretadas por algoritmos o funcionarios. Además, sienta un precedente sobre hasta dónde puede llegar el gobierno en el monitoreo del discurso público: hoy son los inmigrantes, mañana podría ser cualquier grupo “bajo evaluación”.
Un efecto más silencioso: la autocensura. Aunque el gobierno insiste en que solo busca “extremismo violento”, el impacto real podría ser psicológico. Muchos inmigrantes comienzan a moderar lo que publican, evitando hablar de política, religión o temas sensibles por miedo a ser malinterpretados. Esa autocensura erosiona algo más que la confianza: cambia la forma en que comunidades enteras se expresan, debaten o participan públicamente. Y ahí hay algo que nos debe preocupar.
YA ESTÁ PASANDO
Hace unos días, el Departamento de Estado confirmó que revocó seis visas a personas extranjeras que comentaron sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. Y dejaron entrever que esto podría seguir pasando. Y si te preguntas que puede considerarse “antiamericano”, el director de USCIS dejó una pista “lo que hemos visto que los campus universitarios han permitido en los últimos años”.
La vigilancia en las redes sociales de inmigrantes es una señal del rumbo que toma la política migratoria: más control, menos confianza. Bajo la bandera de la seguridad, el gobierno está redefiniendo lo que significa ser apto para entrar o quedarse en el país. Aquí no importa tanto qué es lo que buscan, sino quién decide qué es “antiamericano”. El riesgo no es que te lean, sino que te malinterpreten.
ANOTA ESTO.
IMAGÍNATE QUE EL EMPIRE STATE BUILDING SE LLENA DE ARENA.
Durante el huracán Sandy, los Rockaways perdieron 1,1 millones de metros cúbicos de arena, lo suficiente como para llenar el Empire State Building.
Nueva York está en peligro.
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LO QUE SE DICE Y LO QUE NO.
LO QUE EL MEME NO DICE SOBRE EL PODER
Y pasamos del scroll a los memes. Pero todo con un mensaje entre líneas.
De todas las enmiendas que podrían volver a escena este año, pocos esperaban que fuera la Tercera. Pero en un país donde los debates constitucionales se mezclan con memes, la prohibición de alojar tropas en casa durante tiempos de paz vuelve a ser tema. No por una guerra, sino por baños: el rechazo de algunos negocios en Chicago a permitir el acceso a agentes federales durante redadas migratorias.
Lo que empezó como un gesto de resistencia cívica reabrió una discusión más profunda sobre los límites del poder federal, el derecho a la propiedad privada y hasta dónde puede llegar la autoridad del Estado.
Los memes vuelan en las redes y nosotros volamos a contarte el contexto. Todo comenzó cuando la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, se quejó de que a oficiales federales se les negó el uso de baños o la entrada a restaurantes, alegando que los dueños invocaban el “espíritu” de la Tercera Enmienda. O sea, cómo le van a hacer eso a los soldados que “están haciendo su trabajo”.
Aunque la enmienda, ratificada en 1791, prohíbe el alojamiento forzoso de soldados en viviendas privadas —no la entrada a negocios—, en redes sociales reinterpretaron su esencia: la idea de que el gobierno no puede imponer su presencia dentro de espacios civiles sin consentimiento. A eso se suman las nuevas directrices del gobierno, que flexibilizan las restricciones para que ICE y la Guardia Nacional operen en lugares antes considerados “seguros”, como escuelas, hospitales o iglesias.
El resultado ha sido un cóctel de confusión, tensión legal y viralidad. Las plataformas se llenaron de memes que mezclan historia y política, ironizando sobre un país donde un artículo constitucional del siglo XVIII se invoca para defender la privacidad de un baño público. Pero más allá de que esto genera risas, el tema revela algo más serio: el creciente roce entre las libertades civiles y el uso de la fuerza federal en las ciudades.
Y ahí está la ironía: el país que convirtió el “don’t tread on me” en mantra patriótico ahora debate si un agente federal puede usar el baño en un restaurante. Detrás del humor hay algo incómodo, (una tensión entre autoridad y libertad que no se resuelve con un meme). Tal vez por eso el Tercer Amendment revival no es solo un chiste: es un espejo, y lo que refleja no siempre da risa.
Redactor: Paola Sardiña | Editor jefe: Marcos Marín