COMO UN REY.
WASHINGTON, D.C.
Y mientras se proyectaba la imagen de Trump con Epstein en el Windsor Castle (y decenas protestaban en la calle por la visita estadounidense), el presidente era recibido como todo un rey: carruajes, ceremonias tradicionales británicas y más de 1,300 militares. Esta es la mayor ceremonia que se le haya hecho a un líder extranjero en Reino Unido. La piedra en el zapato de los republicanos se llama Obamacare: el programa podría llevar a un shutdown aun cuando ya hayan aprobado un plan para evitar el cierre. La Fed baja las tasas de interés. Pero, quizás fue algo tan mínimo que puede que ni se note.
EL DÍA EN HEADLINES.
➊ FED BAJA LAS TASAS DE INTERÉS ANTE EL EMPLEO DÉBIL
La Reserva Federal recortó su tasa de referencia en 0.25 puntos, hasta el rango de 4%-4.25%, tras un verano flojo en creación de empleo. Crónicas de una muerte anunciada. Este es el primer ajuste del año y llega en medio de la presión de la Casa Blanca por un recorte. Aunque la decisión busca prevenir riesgos mayores, deja claro que el banco central no está dispuesto —al menos por ahora— a aplicar los recortes más agresivos que la Casa Blanca quiere.
➋ JIMMY KIMMEL SE QUEDA SIN PROGRAMA POR COMENTARIOS SOBRE CHARLIE KIRK
Disney’s ABC retiró “Jimmy Kimmel Live!” del aire de forma indefinida después de que el presentador comentara sobre el asesinato de Charlie Kirk, insinuando que el sospechoso podría ser un republicano pro-Trump. Las declaraciones encendieron la polémica: el presidente de la Federal Communications Commission, Brendan Carr, amenazó con acciones regulatorias contra la cadena y aplaudió a Nexstar por dejar de emitir el programa. Trump celebró la suspensión y el rapid response de la Casa Blanca llamó a Kimmel “sick freak” en X. La medida llega en un contexto de creciente presión política sobre figuras mediáticas y empleados que hicieron comentarios sobre la muerte del activista.
➌ DEMANDAN A MAINE Y OREGON POR NEGARSE A ENTREGAR LISTA DE VOTANTES
El Departamento de Justicia demandó a Maine y Oregon por rechazar entregar listas completas de votantes, incluidas fechas de nacimiento y partes de números de Seguro Social. La agencia dice que busca proteger la integridad electoral. los estados alegan privacidad y abuso federal. La disputa llega mientras Trump intenta ampliar el rol del gobierno federal en las elecciones antes de los próximos comicios. Ahora el choque entre Washington y los estados sobre quién controla los datos de los votantes se resolverá en los tribunales.
➍ REBELDÍA EN EL GOP POR INTENTO DE BLOQUEAR VOTO SOBRE TARIFAS
Y dentro del Partido Republicano no todo es perfecto. Un grupo de legisladores del GOP en la Cámara de Representantes se rebeló contra el orador Mike Johnson por intentar bloquear un voto que acabaría con el plan de aranceles. Tras negociaciones de último minuto, algunos cambiaron su voto y la medida sobrevivió, aunque otros siguieron en contra. La pelea fue corta, pero la grieta en temas clave se vuelve grande.
➎ DOJ RETIRA ESTUDIO QUE ATRIBUÍA MAYORÍA DE MUERTES POLÍTICAS A LA DERECHA
Un estudio que señalaba a la extrema derecha como responsable de la mayoría de muertes por extremismos fue retirado del sitio web del Departamento de Justicia. El informe, basado en décadas de datos, se eliminó justo después del asesinato de Charlie Kirk. El DOJ dice que está “revisando sus sitios” por orden ejecutiva, aunque no aclara cuál. Por ahora, la desaparición del estudio deja sin respuesta preguntas sobre transparencia y datos.
➏ SENADO BUSCA ALIVIO EN PAGOS DE CUIDADO INFANTIL
Un grupo bipartidista presentó un proyecto para modernizar y ampliar las subvenciones federales de cuidado infantil por primera vez en más de una década. La medida permitiría que estados ayuden a familias que ganan “demasiado” para calificar hoy, y financiaría más proveedores en zonas con escasez crítica. En un Washington polarizado, esta iniciativa —que también respalda a cuidadores en casa— apunta a algo raro: un consenso real para reducir costos que hoy superan el alquiler en muchos estados.
EN PROFUNDIDAD.
UNA PIEDRA LLAMADA AFFORDABLE CARE ACT
Obamacare vuelve a ser la pieza del dominó que puede tumbar todo el juego político en Washington. El futuro de las subvenciones reforzadas —esas que han permitido a millones pagar seguros que de otro modo serían imposibles— expira justo cuando el Congreso debe decidir si mantiene al gobierno abierto o no. En otras palabras: salud y shutdown se cruzan en el mismo semáforo. Para algunos legisladores, estas ayudas son “temporales” y caras, para otros, son la diferencia entre vida y muerte para sus votantes. Y, en medio del caos, son los republicanos —históricamente críticos del Affordable Care Act— quienes tienen ahora en sus manos extenderlo o dejarlo caer. La ironía es que la misma política que quisieron derogar podría ser lo que evite un cierre del gobierno.
DECIDIR O CERRAR
Los intercambios estatales de Obamacare advierten que, si el Congreso no decide antes del 30 de septiembre, millones podrían abandonar o no completar su inscripción para 2026. ¿La razón? Sin subsidios renovados, las aseguradoras ya publican primas mucho más altas y la gente ve precios inflados al “window shop” en octubre. Esa confusión podría dejar a miles sin cobertura y costará mucho más recuperarlos después.
Subsidios reforzados al filo del vencimiento. Las ayudas extra de Obamacare, aprobadas durante la pandemia, terminan en diciembre. Si no se renuevan, las primas subirían hasta 75% en promedio para 2026, según KFF. Esto afectaría a más de 24 millones de personas, la mayoría con ingresos bajos o moderados. Los estados del sur, que más crecieron en inscripciones, serían los más golpeados, y millones podrían quedar sin cobertura justo antes del periodo de inscripción.
El dilema político en el Congreso. Los demócratas exigen incluir la extensión de subsidios en el paquete para evitar el shutdown del 30 de septiembre. Los líderes republicanos, en cambio, dicen que el debate sobre Obamacare debe ir aparte. Mientras tanto, algunos republicanos de distritos competitivos han presentado propuestas para extender las ayudas por un año, conscientes de que un aumento de primas podría volverse en su contra en 2026.
Impacto directo en votantes y en el presupuesto. Renovar las subvenciones costaría unos 30 mil millones de dólares en un año, pero podría evitar que más de 4 millones queden sin seguro y que otros enfrenten aumentos desorbitados. La decisión tiene implicaciones más allá de la salud: podría definir la narrativa política de las elecciones y marcar un precedente sobre cuánto puede el Congreso vincular políticas sociales con la aprobación del presupuesto federal.
MONEDA DE CAMBIO
En este escenario, no hay respuestas fáciles ni ganadores claros: renovar o no las subvenciones de Obamacare significa decidir entre un costo fiscal inmediato y un costo social potencialmente enorme. En pocas palabras: salud y presupuesto se convirtieron en la misma moneda de cambio en Washington.
LO QUE SE DICE Y LO QUE NO.
EL NUEVO CLUB DE DEFENSA
Anduril no es cualquier start-up tech. Fundada en 2017 por Palmer Luckey (sí, el creador de Oculus que salió de Meta en polémica), esta empresa de defensa se ha convirtió en aliada del Pentágono. Su propuesta es clara: traer la velocidad, la estética y el capital privado de Silicon Valley a un sector que suele avanzar a ritmo burocrático. En un momento en que Estados Unidos busca contrarrestar a China y Rusia, Anduril no solo vende drones, sensores o submarinos autónomos, también vende la idea de que la guerra se puede escalar como un software.
Ahí es donde su negocio se mezcla con la política: redefine cómo y a quién compra el gobierno federal.
Friendly reminder: Luckey fue sacado de Meta en 2017 luego de donar unos $10,000 a la organización pro-Trump Nimble America, dedicado a cambiar el rumbo de las elecciones mediante la magia de los memes y el shitposting. Meta negó que su salida se deba a sus creencias políticas, pero ajá, siempre se saben cosas: algunos correos internos (filtrados) sugieren presión por parte de ejecutivos para que cambiara públicamente su postura. Pero no pasó.
Lo que se dice es que Anduril está en racha: contratos multimillonarios con Australia para sus submarinos autónomos Ghost Shark, un acuerdo de $159 millones con el Ejército para su sistema Soldier Borne Mission Command y otro con la Marina para diseñar wingmen drones. La compañía —valorada en más de $30 mil millones— está empujando en tierra, mar y aire a la vez, un movimiento que la acerca al club exclusivo de contratistas como Boeing o Northrop Grumman. Lo que no se dice tan alto: este avance es también un test de cuánto poder le quiere dar Washington a nuevos jugadores en defensa.
Anduril se presenta como respuesta a un problema real: programas militares que tardan décadas en salir y cuestan fortunas. Sus ejecutivos repiten que “la física del campo de batalla ha cambiado” y que se necesitan sistemas masivos, baratos y rápidos. Pero detrás del discurso hay interrogantes técnicas y políticas. ¿Estos sistemas no tripulados reemplazarán capacidades tradicionales o solo las complementarán? ¿Estamos delegando demasiado en la promesa tecnológica antes de que se pruebe en escenarios reales?
Punto de inflexión. Anduril responde a inversionistas privados, no a votantes. Si logra acelerar la innovación defensiva, perfecto. Pero si termina definiendo el futuro de la guerra sin un debate público serio, es un asunto de seguridad nacional tanto como de democracia. En otras palabras, no basta con saber si Anduril puede construir, hay que preguntarse bajo qué reglas, con qué controles y con quién comparte el poder que está acumulando.
Redactor: Paola Sardiña | Editor jefe: Marcos Marín