No es polarización, es el péndulo: por qué cada gobierno empieza de cero.
Vivimos en una época en la que cada gobierno llega para deshacer al anterior. El problema no es el conflicto, sino la amnesia.
Hay buenas probabilidades de que Zohran Mamdani sea el próximo alcalde de Nueva York justo mientras Donald Trump ocupa la Oficina Oval. Para mí, no es una paradoja: es una imagen precisa de un péndulo político que va y viene con cada ciclo electoral, empujado por la frustración, la esperanza y la necesidad humana de “empezar de nuevo”.
Mi tesis es simple: no vivimos solo una era de polarización, sino de pendularidad. No es solo que pensemos distinto, sino que cambiamos de dirección entera cada vez que votamos. En lugar de corregir, oscilamos. En lugar de aprender, borramos.
Advierto mi sesgo desde el principio: vería la victoria de Mamdani como una mala noticia. Su visión del mundo parece reducirse a una fórmula única —más Estado, más control, más intervención— y algunas de sus propuestas me parecen síntomas de un exceso de fe en la ingeniería política. Su programa incluye servicios públicos gratuitos, controles de precios y una idea que me resulta particularmente alérgica: la creación de supermercados públicos gestionados por el gobierno municipal, compitiendo con el sector privado. Zape gato.
Mi esposa dice que exagero, y probablemente tenga razón. Nueva York no es Caracas ni Tijuana. Tiene un sistema institucional denso, con muchos filtros y pesos que moderan. Vimos algo de eso en el primer debate de los candidatos: Mamdani se mostró sereno, preparado y bastante más pragmático de lo que su reputación y agenda sugieren. El reciente perfil en The New York Times Magazine apuntaba en la misma dirección.
Por eso, incluso si gana, su llegada al poder probablemente no sería el inicio de una revolución socialista. El alcalde comparte poder con un Concejo Municipal pragmático, un aparato burocrático que sobrevive a los alcaldes, tribunales activos, sindicatos con poder real y una opinión pública ferozmente crítica. Todo eso forma parte de lo que hace a Nueva York ingobernable —y a la vez, increíblemente resistente.
La verdadera pregunta no es si Mamdani podría transformar la ciudad, sino qué significa que su discurso sea hoy viable en la ciudad más grande de Estados Unidos.
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Tiempo News para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.



