El arma más frágil de Estados Unidos está dentro de sus fábricas
El músculo que fabrica misiles se agota.
Llevo semanas leyendo titulares sobre cómo Estados Unidos se prepara para una gran guerra, cómo el Pentágono exige más misiles, más barcos, más municiones. Todo suena épico hasta que uno mira el otro lado del que muy poco se habla: las fábricas que deberían producir ese arsenal están vaciándose de trabajadores y llenándose de frustración. Es decir, el músculo que sostiene el poder militar más grande del planeta se está agotando por dentro.
Por Paola Sardiña
Esto está reflejado en algo que parece pequeño pero no lo es: una huelga en Orlando, en una planta de Lockheed Martin. Los obreros, los mismos que ensamblan los misiles con los que Estados Unidos defiende la democracia, se levantaron porque su sueldo ya no alcanza para pagar el alquiler.
Lo que empezó como una pelea local por un aumento se convirtió en una señal de alarma para la seguridad nacional. Porque sin trabajadores motivados, no hay arsenal que valga. En la guerra moderna, el enemigo no siempre está afuera.
El músculo que fabrica misiles se está cansando
El sector de defensa atraviesa una crisis que no se puede tapar con discursos patrióticos.
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